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Agroecología: sembrar sostenibilidad para el futuro agrícola

September 8, 2025

Un reto para el campo y la humanidad

Garantizar alimentos suficientes sin agotar los recursos que sostienen la vida es uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo. Durante décadas, la agricultura intensiva logró aumentar la producción, pero al costo de una degradación creciente de suelos, agua y biodiversidad. Frente a este panorama, la agroecología se presenta como una alternativa integral. No como una moda ni un conjunto de técnicas aisladas, sino como un enfoque científico, práctico y social que concibe la agricultura como un ecosistema vivo, donde cada decisión productiva tiene efectos en la naturaleza y en la sociedad.

Entender la agricultura solo desde la lógica productivista ha demostrado sus límites. En cambio, la agroecología propone otro paradigma al mirar el agro como un sistema complejo que, además de producir alimentos, genera servicios ambientales fundamentales como la  captura de carbono, la regulación hídrica, la conservación de paisajes y la biodiversidad. En lugar de forzar la naturaleza, se trata de trabajar con ella.

Más allá del desarrollo sostenible

La definición clásica de desarrollo sostenible plantea satisfacerlas necesidades actuales sin comprometer las de las generacionesfuturas. Aunque ha sido criticada por su ambigüedad, abrió lapuerta a una reflexión fundamental: la obligación ética de pensaren quienes todavía no han nacido. La agroecología recoge esteprincipio y lo concreta al recordar que cada agroecosistema tienelímites biofísicos que deben respetarse. Excederlos significahipotecar la capacidad del campo para sostener la vida en el futuro.

Este cambio de enfoque implica reconocer que las decisiones en la agricultura no son solo técnicas, sino también culturales y sociales. Cada agricultor define sus cultivos y prácticas según sus creencias, conocimientos y condiciones económicas. Por eso, la agroecología integra ciencia y conocimiento local, combinando investigación agronómica, ecología, sociología y antropología con la experiencia de quienes trabajan la tierra.

Ciencia, práctica y movimiento

La agroecología se entiende desde tres dimensiones complementarias. Como ciencia, estudia las interacciones entre suelo, agua, plantas, animales y personas. Como práctica, promueve acciones que fortalecen la resiliencia: rotación de cultivos, compostaje, bioinsumos, control biológico de plagas y diversificación productiva. Y como movimiento social, impulsa sistemas alimentarios más justos y cercanos, donde productores y consumidores se relacionan sin depender exclusivamente de cadenas largas e ineficientes.

En el Valle del Cauca, este enfoque ya muestra resultados. A través del Programa Integral de Fruticultura (PIF), Corpovalle ha promovido la transición hacia modelos productivos sostenibles. Las biofábricas implementadas en asociaciones campesinas son un ejemplo concreto, pues permiten producir insumos biológicos de bajo costo, reducir la dependencia de químicos y mejorar la fertilidad del suelo. Esto no solo eleva la productividad, sino que fortalece la organización social y la autonomía de los agricultores.

Resiliencia en tiempos de cambio

Uno de los principales aportes de la agroecología es su capacidad para crear sistemas más diversos y estables frente a riesgos climáticos y económicos. A diferencia de los monocultivos, vulnerables a sequías, plagas o fluctuaciones del mercado, los sistemas agroecológicos incorporan distintas especies y prácticas que amortiguan los impactos y protegen los ingresos de las familias rurales.

La reducción del uso de agroquímicos también implica beneficios sociales y ambientales. Menos contaminación en aguas y suelos significa comunidades más saludables y ecosistemas con mayor capacidad de regeneración. Estas prácticas demuestran que al aplicar la agroecología con acompañamiento técnico, se han mejorado rendimientos, reducido costos y asegurado la continuidad delos sistemas productivos.

Sembrar resiliencia para el futuro

La gran lección de la agroecología es que la agricultura no debe medirse solo por el volumen de producción, sino por su capacidad de sostenerse en el tiempo. Esto implica diseñar modelos que sean económicamente viables, ecológicamente responsables y culturalmente respetuosos. Sembrar bajo sus principios significa actuar con certeza, conscientes de que el suelo fértil, el agua limpia y la biodiversidad son capitales naturales que deben preservarse.

En Corpovalle, como agencia de desarrollo del Valle del Cauca, entendemos que este es un camino estratégico para el futuro agrícola. A través de la integración de innovación tecnológica, conocimiento científico y saberes locales, impulsamos proyectos que refuerzan la resiliencia del campo y garantizan que la región avance hacia un desarrollo sostenible. Sembrar agroecología es sembrar resiliencia, y con ella, la certeza de que las generaciones de hoy y de mañana encontrarán en el campo una tierra viva capaz de sostenerla vida.

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